En 2025 la colección Mantra, diseñada por Nicola Cacco para Sitlosophy®, celebra su décimo aniversario. Un hito que testimonia la fuerza de un proyecto capaz de anticipar y acompañar la evolución de los espacios compartidos, desde el mundo laboral hasta la hospitalidad, pasando por la educación y la sanidad.
Nacida de la intuición de traducir en mobiliario la fluidez y la naturalidad de las olas en el agua, Mantra se ha consolidado como un sistema modular versátil, capaz de combinar esencialidad formal, confort y posibilidades compositivas prácticamente infinitas. Su lenguaje, simple y dinámico, ha interceptado la creciente necesidad de entornos más humanos, acogedores y flexibles, convirtiéndose rápidamente en un referente para diseñadores y arquitectos.
Con motivo de este aniversario, hemos recogido la voz de su diseñador, que relata el recorrido proyectual, las inspiraciones y las transformaciones que han hecho de Mantra una colección siempre actual, capaz de atravesar diez años de cambios sin perder nunca coherencia e identidad.
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De la geometría al movimiento: el nacimiento de Mantra
Sitlosophy: ¿Cuál es el enfoque que sigues al diseñar un nuevo producto?
Nicola Cacco: Cada vez que afronto un nuevo proyecto, adopto un enfoque que combina el rigor industrial con la sensibilidad artesanal. Siempre empiezo con un análisis profundo de los aspectos funcionales y del contexto de uso, con el objetivo de llegar a un diseño esencial, flexible y coherente.
En el caso del puf modular, la colaboración con la empresa fue determinante: trabajamos juntos para optimizar el proceso productivo, apostando por la calidad, la repetibilidad y la facilidad de montaje, sin descuidar nunca la atención al detalle y los acabados, propios de la manufactura artesanal.
El resultado es un producto sobrio y funcional, bien construido, en el que conviven armoniosamente la eficiencia industrial y el cuidado manual.
S: ¿Cómo nació la idea del sistema de asientos Mantra para Sitlosophy® y qué camino llevó de la intuición inicial al proyecto terminado?
N.C.: La idea de Mantra nació hace unos diez años, de la voluntad de introducir en los contextos contract una mayor modularidad y flexibilidad. En aquel periodo, los espacios colectivos tendían a ser demasiado racionales, estáticos y carentes de calidez. Sentí la necesidad de proponer un sistema de asientos capaz no solo de amueblar, sino de “diseñar” el espacio, articulándolo y animándolo a través de formas simples pero dinámicas.
El proyecto partió de una geometría elemental, que progresivamente se transformó en el trapecio rectángulo: un módulo abierto, no ortogonal, que permite infinitas posibilidades compositivas. Esta elección hizo posible crear configuraciones fluidas, capaces de romper la rigidez del ambiente tradicional y estimular nuevas modalidades de uso y relación en los espacios compartidos.
La evolución del concepto al producto final fue gradual, hecha de ajustes puntuales en la forma y los detalles, siempre guiados por el deseo de conjugar coherencia estética y funcionalidad. Así, Mantra se definió como un sistema modular abierto y versátil, pensado para interpretar el espacio, no solo para ocuparlo.
S: ¿Puedes contarnos de dónde nació la inspiración para la línea de sofás Mantra?
N.C.: La inspiración para Mantra surgió al observar las olas en el agua durante un paseo junto a un lago. Me impresionó cómo un gesto pequeño —como lanzar una piedra— podía generar ondas que se propagaban, se entrelazaban y formaban patrones siempre distintos, pero profundamente armoniosos.
Ese movimiento natural, hecho de repetición y variación, se convirtió en el principio guía del proyecto: un sistema modular que pudiera “fluir” en el espacio, adaptándose y transformándose con ligereza.
Como el agua, Mantra está pensado para unirse, expandirse, crear composiciones en continua evolución. Una invitación a dejar que el espacio cambie y se adapte con la misma naturalidad con la que se mueve la naturaleza.
S: ¿A qué entornos se dirige en particular la colección Mantra?
N.C.: Mantra fue concebida para habitar espacios compartidos e informales: esos lugares de paso y de relación en los que las personas se encuentran, dialogan, esperan o simplemente se toman un descanso. Pienso en vestíbulos de entrada, áreas lounge, oficinas abiertas, entornos escolares o culturales —contextos híbridos en los que los límites entre trabajo, aprendizaje y socialización son cada vez más difusos.
El sistema nace para favorecer la flexibilidad y la interacción, ofreciendo soluciones modulares que se adaptan con naturalidad al ritmo de los espacios contemporáneos. El diseño, esencial pero expresivo, está concebido para estimular la convivialidad y el sentido de comunidad, generando configuraciones acogedoras, dinámicas y siempre en diálogo con el entorno que las acoge.
La versatilidad de Mantra en los espacios contemporáneos
S: En los últimos diez años, y en particular después de la pandemia, la forma de diseñar los espacios de trabajo ha cambiado profundamente. En este nuevo escenario, ¿la colección Mantra ha tenido un papel activo?
N.C.: Absolutamente sí. La pandemia aceleró una transformación que ya estaba en marcha: los espacios de trabajo se han vuelto más fluidos, menos jerárquicos y cada vez más orientados a la socialización y la colaboración. En este contexto, Mantra se ha mostrado como una herramienta especialmente actual, porque nace precisamente con la intención de crear lugares de relación, intercambio informal y diálogo.
Su carácter modular y la posibilidad de articular configuraciones no convencionales han favorecido la creación de entornos más abiertos, acogedores y —sobre todo— más humanos. Tras un largo periodo de aislamiento forzado, surgió con fuerza la necesidad de reencontrar conexiones auténticas, físicas. Mantra supo interpretar esta demanda, ofreciendo una respuesta concreta en el diseño de espacios que promueven el encuentro y la convivencia, manteniendo al mismo tiempo rigor, sobriedad y coherencia formal.
S: Con el tiempo, Mantra también ha sido elegido por los diseñadores para entornos muy diferentes de los laborales: espacios de hospitalidad, sanidad, restauración o educación. ¿Consideras que esta evolución en su uso fue inesperada? ¿Cómo la interpretas?
N.C.: En origen, Mantra nació para responder a las necesidades de los espacios de trabajo, en particular de las áreas comunes de oficinas, donde estaba surgiendo con fuerza la necesidad de crear entornos informales dedicados a la socialización y el intercambio. Con el tiempo, sin embargo, se ha revelado una colección sorprendentemente versátil, capaz de adaptarse de manera natural a contextos muy diversos.
Más que una evolución inesperada, la considero una continuación coherente de una necesidad transversal: hoy, la demanda de confort, flexibilidad y convivencia ya no concierne solo al mundo de la oficina, sino que se extiende a todos los espacios colectivos. Ya sea una escuela, el vestíbulo de un hotel o una sala de espera en el ámbito sanitario, hay una creciente atención a la calidad de la experiencia espacial y a la relación entre las personas.
Mantra ha sabido interceptar este cambio cultural, ofreciendo un lenguaje simple y acogedor, modular y reconocible, capaz de integrarse con naturalidad y carácter en entornos muy diversos.
S: Con el tiempo, ¿Mantra ha sufrido modificaciones o actualizaciones respecto al proyecto original?
N.C.: Sí, a lo largo de los años Mantra ha experimentado algunas evoluciones, aunque permaneciendo fiel al concepto inicial. Las modificaciones más relevantes han afectado a la actualización de los acabados, con la introducción periódica de nuevos tejidos y paletas cromáticas. Esto ha permitido interpretar las tendencias contemporáneas y ofrecer a los diseñadores una mayor libertad expresiva.
Otro paso importante fue la integración de componentes tecnológicos, como la incorporación de tomas USB para la recarga de dispositivos móviles —una función hoy casi obvia, pero que hace diez años era de todo menos común.
Estas actualizaciones han contribuido a hacer que el sistema sea aún más actual y coherente con las exigencias de los nuevos espacios de trabajo, cada vez más dinámicos, flexibles e interconectados.
S: Además de los modelos CAD tradicionales, Mantra también se ha integrado en el catálogo pCon.planner para apoyar a los diseñadores en la fase de proyecto. ¿Consideras que esto ha favorecido la difusión del sistema?
N.C.: Sí, sin duda. La inclusión de Mantra en el catálogo pCon.planner ha tenido un impacto significativo, haciendo que la fase de diseño sea más fluida y accesible, sobre todo en las etapas preliminares de concepto y presentación al cliente. En comparación con los modelos CAD tradicionales, pCon ofrece un enfoque más inmediato, visual e interactivo, muy apreciado por quienes trabajan de manera rápida y dinámica.
Al ser un sistema modular, Mantra se presta perfectamente a estas herramientas digitales: permite explorar infinitas configuraciones con gran facilidad, adaptando el espacio a las necesidades de cada proyecto. Su simplicidad formal, unida a la flexibilidad compositiva, ofrece una libertad creativa que los diseñadores saben valorar.
Creo que precisamente esta capacidad de interpretación abierta es uno de los motivos del éxito de Mantra: cada uso es diferente, cada inserción es una oportunidad para hacer dialogar el producto con el espacio de manera auténtica y personalizada.
S: Una última curiosidad: ¿de dónde surge el nombre Mantra?
N.C.: El nombre Mantra nace como una evocación. Quería que este sistema modular no se percibiera únicamente como un mueble, sino como una idea en movimiento —algo que se repite, se multiplica, se transforma. Justo como un mantra, que a través de la repetición genera armonía, ritmo y continuidad.
Es un nombre que habla de equilibrio y de energía, y representa perfectamente el espíritu con el que nació el proyecto: dar forma a un espacio fluido, modular y capaz de adaptarse, sin perder nunca coherencia e identidad.